Capitulo 8. "Junto al río"
En este capítulo Siddharta se encuentra en una desesperación, se sentía hastiado, enfadado con el mismo, llegó a tal punto que decidió quitarse la vida en el río que años atrás había cruzado encaminado a una nueva vida, allí decidió morir. Se sumergió paulatinamente en el río, convencido de que su vida terminaría allí, convencido de que por fin encontraría la paz anhelada, pero en el momento que su cuerpo estaba completamente sumergido, Siddharta escuchó una palabra, una sílaba que hacía ya mucho que sus oídos
no escuchaban, el Om. En ese momento despertó de un salto el espíritu que se hallaba dormido, después de tantos años despertó, volvió.
Después de un rato se recostó a un lado de un cocotero y se dejó vencer por el sueño, que fue tan profundo como ninguno, como hace mucho no tenía.
Despertó y sintió que habían pasado años, veía el mundo con otros ojos,
vio al lado suyo a un monje rapado con túnica amarilla, se le hizo conocido, ¡claro, era Govinda, su viejo amigo! Luego de tantos años volverse a encontrar a su fiel amigo, a su compañero de andanzas, quien lo había dejado por permanecer en la doctrina del Buda, del perfecto.
Govinda despertó y le contó que el se había dado cuenta de que el estaba durmiendo en un lugar inseguro, decidió despertarlo pero, como su sueño era tan profundo, optó mejor por hacerle guardia pero también a él le había vencido el sueño. Govinda no reconoció a Siddharta, pues este ahora vestía ropajes lujosos y calzados finos. Después de intercambiar algunas palabras, Govinda se despidió de su amigo y reanudó su marcha con los otros monjes. Siddharta comenzó a pensar, de principio no lo deseaba pero se obligó. Reflexionó que todo lo que había hecho, el sabía desde su niñez que era malo,
ahora lo había vivido. Siddharta se quedó junto al río pues sentía un gran afecto hacia él.
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